Esto es algo que siempre me había preguntado. Y con tantos frenos que tenía puestos iba a ser imposible ser quien quería ser (o eso creía).
Por ello, quiero explicarte a continuación las clases de frenos que existen, y te voy a dar las principales claves para deshacerte de ellos. Pues yo ya lo hice (y continúo haciéndolo).
Existen tres tipos de frenos:
a. Frenos objetivos:
Que la diversidad funcional pone frenos que objetivamente no los puedes quitar, no te lo voy a negar. Por ejemplo, ¿Me imaginas mí de cirujana (si no me conoces, haz clic aquí)? ¿O de camarera? Madre mía, me entra la risa solo de pensarlo… Pero quizás si no tuviera diversidad funcional tampoco lo podría ser.
Por eso, en primer lugar debemos de ser conscientes de nuestras limitaciones. Tengamos o no tengamos una diversidad funcional.
Hay ocasiones en las que debemos saber frenar (semáforos rojos y stops hay para todos).
b. Frenos impuestos:
Pero si dejamos de lado estos frenazos obligatorios, creo que hay muchos frenos que nos ponemos nosotros mismos, nuestra familia (aunque lo haga con la mejor intención del mundo), o nuestra sociedad.
Un ejemplo:
Recuerdo que cuando tenía 6 años fuimos a una fiesta con el cole ¿Os acordáis del Show de Susha, la de Topochico? Pues bueno, allí estábamos toda la clase viéndolo. En un momento dado, Susha dijo que podíamos
subir a bailar con ella. ¿Y cómo, no? Me subí.
Me lo pasé genial. Pero ¿Sabéis qué? Me gané una bronca que “pa qué”. Que cómo me atrevía a subir ahí, que si no me daba cuenta que hacía el ridículo… Tardé muchos años en volverme a subir a un escenario o a hablar en público.
Pero al fin ¡Conseguí quitar ese freno!
La sociedad puede ponernos frenos. Pero quitarlos, es nuestra decisión.
Es muy fácil de decir, pero muy complejo de hacer, lo sé, he pasado por ahí, y lo sigo haciendo cada día. Aunque cada vez me resulta más sencillo.
c. Frenos internos:
La sociedad o nuestra familia puede ponernos frenos, sí ¿Pero qué me dices de los que nos ponemos nosotros mismos o le ponemos a nuestro familiar cercano con diversidad funcional?
¡No puedo! ¡No puede!
¿Seguro? O ¿Es más cómodo creer que no puede/s?
Este tipo de frenos está totalmente en tu poder levantar el pie del freno y empezar a apretar el acelerador. Así de sencillo. Sólo tienes que aprender, y querer hacerlo.
Te pongo un ejemplo: yo creía que no era capaz de ponerme yo sola la gasolina. Intentaba siempre ir a gasolineras que te la pusieran, o bien que me acompañara alguien que me llenara el depósito. Sin embargo, el no puedo se convirtió en que Marta se pone la gasolina solita desde hace años.
También quité ese freno.
Tú puedes quitar también el freno al no puedo/ no puede, ya lo creo.
Como dice el dicho, querer es poder.
Claves para quitar estos frenos impuestos:
-Conocerte bien y creer en ti es lo más importante para ser quien quieres ser.
-Saber qué frenos tienes puestos y aprender a quitarlos es trascendental en este proceso.
-Nos ha tocado un viaje difícil. Ya, aceptémoslo. Pero, ¿no pueden ser preciosos los viajes complicados? Si no, pregunta a quien escala el Everest lo que siente al llegar a la cima.
-Aunque en esta clase de viajes es mejor no ir sólo (en las subidas al Everest siempre acompañan a los escaladores sherpas que les guían). Tener alguien que te guíe es crucial, y si ese alguien ya ha hecho el viaje, puede ahorrarte muchas complicaciones y ayudarte a aprender a disfrutar de él.
Por ello, si quieres que te acompañe a lo largo de este camino, que yo ya he hecho (y sigo andando). No dudes en contactar conmigo haciendo clic aquí. Estaré muy contenta de poder ayudarte.
Y si quieres conocer mi día a día y ver cómo sigo librándome de esos dichosos frenos, puedes seguirme en mi facebook o Instagram: El espejo de Ana.